Los inmuebles dolarizados en destinos turísticos mexicanos, entre los cuales se encuentra Puerto Vallarta son una alternativa de inversión que ha probado su fortaleza como resguardo de valor, respecto a otras opciones en pesos, situación que a la vez ha provocado un acelerado incremento en las rentas.
De acuerdo a especialistas de firmas comercializadoras de desarrollos en diversos lugares del país, estos ofrecen una doble protección para el comprador final, ya que por un lado el inversionista tiene la garantía de una propiedad inmobiliaria en un destino que siempre ha generado plusvalía a lo largo del tiempo, y a la vez predominan compradores de Estados Unidos y Canadá, entonces principalmente se cotizan en dólares.
Visto desde otra perspectiva: si un mexicano que obtiene sus ingresos en pesos compra una propiedad en Miami y la moneda mexicana se devalúa, automáticamente tendrá una deuda mayor, pero en México el desarrollador ofrece a los mexicanos precios y financiamiento en pesos, a un tipo de cambio que ya fue predeterminado. Quien compró en preventa una propiedad a principios de este año lo hizo a un precio tasado en 17 pesos por dólar y cuando ha llegado a 20, el precio estaría alrededor de 15% arriba si lo vendiera en esa divisa.
Según estudios estadísticos, los clientes mexicanos que recientemente adquieren propiedades son empresarios de entre 48 y 62 años que están buscando una segunda casa y/o una inversión que les genere liquidez. El modelo de preventa en una empresa con prestigio genera una apreciación de los bienes inmuebles dentro de este desarrollo planificado incluso antes de recibir la propiedad.
Por ejemplo, un desarrollo de precios asequibles que vendió departamentos de una recámara en 150 mil dólares en 2017, en la actualidad ya cuestan 250 mil, su precio aumentó más de 60% en dólares.
Los Criterios Generales de Política Económica de Hacienda estiman que el tipo de cambio nominal cerrará en 17.6 pesos contra el dólar y que el promedio en el año será de 17.1 pesos en 2024. Ante la incertidumbre hay más mexicanos que están volteando a ver las propiedades y destinos dolarizados para invertir en propiedades inmobiliarias que están tasadas en ambas monedas.
Hasta hace pocos años, las propiedades en destinos y desarrollos atractivos para extranjeros estaban valuadas fundamentalmente en dólares, pero muchas empresas turísticas y desarrolladores inmobiliarios han dejado de ganar cantidades importantes debido al superpeso.
El problema para empresarios y desarrolladores turísticos fue que, de la pandemia para acá, la fortaleza del peso les ha costado dinero en habitaciones y propiedades que también se comercializan en dólares.
Como el mercado mexicano también es relevante, lo que han hecho tanto hoteleros como desarrolladores es que ponen sus precios en dólares, al tipo de cambio que marca el mercado, pero en las operaciones en pesos ellos fijan el tipo de cambio.
Por ejemplo, una propiedad inmobiliaria que vendieran en un millón de dólares a los estadunidenses equivaldría a 18 millones 460 mil pesos al tipo de cambio de este fin de semana, pero a los mexicanos se la venden a 17 millones de pesos si fijan el tipo de cambio en 17 pesos, para no afectar la demanda de los compradores nacionales y seguir haciendo negocio.
Esto abre una oportunidad a los mexicanos, pues, en caso de que en el futuro se devalúe el peso de forma importante, si tienen una hipoteca no estará en moneda extranjera y también podrían vender la propiedad a extranjeros al precio en dólares.
Se considera que los destinos más dolarizados son Cancún, Riviera Maya, Tulum, Puerto Vallarta, Mazatlán y Los Cabos. Incluyamos en el caso de Vallarta a Bahía de Banderas. En estos lugares hay propiedades concebidas para los nacionales que viven y trabajan ahí y tienen ingresos en pesos, pero otras buscan más a los extranjeros a través de su diseño, vistas, amenidades, seguridad y son las que pueden venderse en dólares con más facilidades a un estadunidense.
El desarrollo de las plataformas de rentas vacacionales también permite adquirir las propiedades con un doble propósito, como sería disfrutarlas en cierta época del año y rentarlas en otras.
En conclusión, el crecimiento del turismo está abriendo oportunidades de protección financiera que antes no existían.
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