Por: Criminólogo Gerardo Karim Hernández
El bullying es un fenómeno social que toma dimensiones cada vez más alarmantes en nuestra sociedad. Es un comportamiento agresivo repetitivo que puede ser verbal, físico o psicológico, y tiene consecuencias profundas no solo en las víctimas; lo que muy pocas veces se atiende es que los victimarios son, en potencia, futuros infractores de la ley.
En Jalisco, las estadísticas en 2024 reflejan una realidad realmente preocupante. Según datos recientes, el 30% de los estudiantes de nivel básico reportaron haber sido víctimas de bullying en algún momento de este recién terminado ciclo escolar. De estos, un 15% informó haber sufrido agresiones físicas, mientras que el otro 25% reportó agresión verbal y psicológica. Estas cifras reflejan la urgencia de abordar y dar atención a este problema con estrategias efectivas y coordinadas.
Como lo menciono al inicio de esta columna, las consecuencias del bullying son multifacéticas, ya que no solo afectan a la víctima, sino también, muy a menudo, afectan negativamente el futuro del agresor. Para las víctimas, los efectos pueden incluir una disminución en el rendimiento generalizado, problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, y en casos extremos, tendencias suicidas.
Por otro lado, en estudios de criminogénesis de personas que terminan en problemas con la ley, es muy remarcado el antecedente de que en su niñez o adolescencia tuvieron dinámicas de bullying hacia sus compañeros.
Desde una perspectiva social, el bullying contribuye a la perpetuación de un ambiente de violencia y discriminación. Los niños y jóvenes que son víctimas o testigos de este problema social pueden llegar a normalizar estas conductas, lo que contribuye a la cada vez más alarmante descomposición social y a patrones de comportamiento que también pueden trasladarse a su vida adulta.
Para combatir el bullying, es crucial adoptar un enfoque integral que involucre a todos los actores de la comunidad educativa, como lo son los estudiantes, los padres de familia, maestros y directivos escolares. Es necesario crear políticas claras y efectivas contra el bullying.
Los padres desempeñamos un papel importante en la detección y prevención del bullying.
¿Tú, como padre, has identificado si tu hijo o hija es víctima de bullying? Aquí hay algunas señales que pueden ayudarte a identificar:
1. **Cambios en el comportamiento:** cambios en su forma de ser, como retraimiento, irritabilidad o ansiedad, pueden ser signos de que está sufriendo abusos.
2. **Problemas con la salud física:** dolores de cabeza frecuentes, problemas estomacales o cambios en los patrones de sueño.
3. **Evasión escolar:** el niño o la niña repentinamente no quiere ir a la escuela o inventa excusas para no asistir.
4. **Pérdida de pertenencias:** pérdidas inexplicables de objetos personales, dinero o ropa dañada pueden ser signos de que está siendo intimidado.
5. **Bajo rendimiento académico:** una disminución notable del rendimiento escolar sin una razón clara puede ser consecuencia del estrés y la ansiedad generados por el abuso.
Es primordial que como padres tengamos una comunicación abierta y de apoyo con nuestros hijos o hijas, escuchándolos y observando cualquier señal de angustia. Si se sospecha que un niño es víctima de bullying, es vital actuar de inmediato, contactando a la escuela y buscando ayuda psicológica profesional.
¿Usted se ha preguntado qué viven sus hijos o hijas en su entorno social?
Nos leemos la próxima.
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